Viajar según Anthony Bourdain
El decálogo de cómo viajar según Bourdain, nuestro chef favorito.
Ok, no nos tomemos el título de forma literal. Esta es sólo la visión de Bourdain, la cual comparto totalmente. Si me sigues hace un tiempo, sabrás que el chef neoyorquino es mi ídolo y mi referente absoluto a la hora de hablar de viajes y de programas de viajes.
Esta no es una dictadura de imponer cierta forma de viajar por sobre otra. Esta es su —y mi— versión de cómo ver y experimentar el mundo. Si lo tomas o no, es tu decisión.
Pero primero, ¿quién es Anthony Bourdain?
Bourdain es un chef nacido en Nueva York, autor de varios libros y anfitrión de programas de televisión como Sin Reservas y Parts Unknown.
Pasa alrededor de 250 días al año viajando, ya sea grabando sus programas o simplemente, de vacaciones. A los 62 años, Bourdain es un hombre que ha visto, probado y experimentado un montón. Un referente. Mi referente. Dueño de un carisma y un humor ácido e inteligente que imprime en todo lo que hace.
Su propuesta es ser auténtico al viajar. Cuando Bourdain viaja, no está pensando en dónde comer o cuáles museos visitar. Está más interesado en involucrarse con el destino a través de los ritmos, los olores y sabores de cada lugar, una misión que requiere paciencia y cierto talento, debo decirlo.
Todo lo que estás haciendo mal al viajar (según Bourdain)
Lee sus consejos en la revista Time.
Planear en exceso
Bourdain cree que viajar a París sólo para pararse en la torre Eiffel es letal para tu alma. Y es cierto. La capital parisina es mucho más que el icónico monumento. Visítalo, por supuesto, pero no programes tu viaje en torno a ello o a los principales atractivos turísticos. Piérdete por las calles, ve los músicos callejeros, siéntate en un café y mira la vida pasar.
Como en la foto de abajo: para mí, no hay nada que grite tanto “Nueva York” como apoyarse en un muro y ver la fauna local tomando el metro.
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“Nada inesperado podría ocurrir en un itinerario en París que consista en una visita al Louvre y la torre Eiffel”, dice Bourdain. “No hay nada más entretenido que te ocurran cosas inesperadas en un viaje, algo fuera de lo común”, asegura, como si sus palabras fueran mías.
Evitar los resorts
No puedo estar más de acuerdo. Si tomas un resort del Caribe, lo puedes poner en cualquier otra parte del mundo con clima tropical y sería lo mismo. Si tu plan es descansar, quizás sea una excelente opción. Si tu idea es conocer lo más auténtico de un destino, evita a toda costa los resorts.
Hazle el quite a los itinerarios maratónicos
Alabado sea Bourdain. Siento un profundo dolor en mi alma cuando me llegan correos preguntando mi opinión sobre itinerarios que incluyen visitas a quince países en un tour de 21 días por Europa. Y como están preguntando mi opinión personal, sólo puede decir que no me parece bien.
Esta es una práctica común, un viaje estresante en que vas siempre en contra del tiempo, intentando aprovechar hasta el último minuto, pero sin experimentar la autenticidad de un lugar.
Yo quiero perderme en una ciudad y un día nunca va a ser suficiente. El estrés de estar corriendo de una ciudad a otra no va conmigo. Creo que es mejor conocer una o dos ciudades, pero conocerla bien, y no ver así, por encima, quince.
Evita las trampas turísticas (y las filas)
Los destinos están llenos de estas trampas. Nueva York, por ejemplo, es un desfile de ellas. Me niego rotundamente a perder medio día haciendo una fila para ver “lo que hay que ver”. Además, ¿quién dicta lo que hay que ver? Tal como dice Bourdain, las recomendaciones vienen de personas que tienen sus propias prioridades y sus gustos.
A veces, las personas me recomiendan que vea cierta cosa en cierto lugar, pero no tienen idea de mis gustos personales. Lo mismo ocurre cuando me preguntan qué ver en tal lugar. Si no te conozco, es muy difícil que te diga qué debes ver. Te puedo decir lo que a mí me gusta o lo que yo vi, pero no tiene porqué ir de la mano de tus preferencias.
Busca experiencias locales
Bourdain cree que no es tan complicado encontrar momentos reales al viajar. Una vez más, estoy de acuerdo. Simplemente, el hecho de moverme en metro en ciudades como Shanghai, me entregaron momentos únicos. Sentarse en una plaza y ver cómo los chinos vivían un día cualquiera. Ir a un barrio escondido y sentarse en un restaurant donde nadie habla tu idioma. La gente es curiosa, a veces te va a mirar de reojo, otras, se van a sentar contigo y hablarte.
En la foto de abajo acompañé a una amiga a comer en este puesto callejero en Hanoi, Vietnam. Luego me di cuenta que Bourdain también comió ahí <3.
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Cuando fui a la Muralla China, lo que más recuerdo fue lo que hice para llegar ahí: me tomé un bus local. Era la única extranjera. Mis vecinos de asiento me hablaban e intentábamos comunicarnos. Luego, en la Muralla, otros chinos me pasaban a sus niños para sacarme fotos con ellos. Mientras yo le sacaba fotos a una muralla con siglos de antigüedad, ellos le sacaban fotos a una rubia con tatuajes. Irónico.
Otra cosa que hace Bourdain y que yo, coincidentemente, siempre he hecho, es evitar comer en franquicias occidentales.
De nuevo el ejemplo de China: me daba un poco de nervios comer carne sin saber lo que era —lo que me llevó a bajar 5 kilos en un mes—, pero aún así, evité a toda costa comer en McDonalds o alguna cadena similar. Además de que no me gusta la comida chatarra, no le veo el sentido.
Como explica Bourdain, es más sencillo sentarse en un local y señalar lo que tiene la persona a tu lado y pedir lo mismo. Si eres vegetariano o intolerante a algo, la cosa se complica, estoy de acuerdo. Para eso, sugiero usar la magia de Google Translate.
Una vez me vi obligada a comer en un McDonalds, en Hong Kong. Lo que me pasó fue tan terrible, angustiante y vergonzoso, que creo que lo contaré cuando esté en mi lecho de muerte.
La principal sugerencia de Anthony Bourdain es salir de tu zona de confort, un cliché cuando hablamos de viajes, pero el cual tiene absoluto sentido cuando él lo explica. Y es que estamos acostumbrados a movernos con seguridad, entre cosas que nos parecen familiares, y no nos damos cuenta de todo lo que nos estamos perdiendo.
Por ejemplo, todo el mundo elige visitar Roma o Londres, cuando no sabe que un poco más allá, en el lado oriental de Europa, hay destinos increíbles que cuestan mucho menos y que nos ofrecen experiencias que pueden ser incluso más satisfactorias.

Bourdain habla de visitar Uruguay u Omán, yo sugiero ir a Polonia o a Hungría. O Paraguay. ¿Quién conoce Paraguay? Bueno, yo.
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Uno de los beneficios de visitar un lugar que no sea tan turístico, es que podrás estirar tu presupuesto mucho más, hacer más, comer mejor y pasarlo bien por mucho menos dinero. Quizás eso no se aplique para los latinos (Uruguay es caro), pero sí en los ojos de un gringo.
Piensa en esa última vez que organizaste tu viaje y cuantas horas pasaste comparando reseñas de lugares turísticos para visitar.
En su lugar, el chef recomienda que leas blogs especializados. Por ejemplo, al momento de visitar algún viñedo, Bourdain revisa una serie de blogs que tocan ese tema. Lo mismo cuando viaja con su familia. Es que es mucho más envolvente interiorizarse de experiencias ajenas que de meras recomendaciones de tres líneas.
“En vez de buscar en Tripadvisor, busca a los nerds apasionados por algo”, dice Bourdain.
Al final, esto no es un tema de dinero. El 2016 me fui con 4 mil dólares al Sudeste Asiático. Allá puedes encontrar hoteles cinco estrellas por 30 dólares diarios. Tenía el presupuesto, pero yo prefería quedarme en hostales o en hoteles más auténticos. Y si fuera millonaria, haría exactamente lo mismo. Hoy hago bastantes viajes de prensa, que poco o nada tienen que ver con los viajes que hago —y que prefiero— de forma independiente. Si bien trato de sacar lo mejor de cada uno, me nutro de cada experiencia y saco lo mejor de ellas.
¿Qué es lo que estás haciendo mal al viajar, según Bourdain? Quizás nada. Quizás te acomode tu forma de viajar y, al final, eso es lo primordial.
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