Hasta antes de ir a Tokio, Berlín era mi ciudad favorita. Ahora estoy confundida. Pienso en Tokio día por medio y siento nostalgia. Por lo tanto, advierto que no hay objetividad alguna en este artículo que se basa en lo experimentado en la semana que estuve en la capital nipona. Y aunque sé que Japón no es un país perfecto, también sé que hay más de 6 razones para amar a Tokio. Éstos son mis principales motivos para querer volver todo el tiempo a esta ciudad donde más de 13 millones de habitantes viven en perfecta armonía.
6 razones para amar a Tokio
01 | LOS JAPONESES
La gente en Japón (al menos en Tokio) es especial. Es distinta, es amable y es risueña. Y no sólo eso: los nipones llevan la palabra “educación” a otro extremo.
He viajado por 35 países de 5 continentes y nunca vi algo así. Es como estar en Marte. Nunca vi a personas más educadas, detallistas y limpias. Y si bien en un comienzo pueden parecer tímidos, son acogedores y siempre dispuestos a ayudarte.
En mi ignorancia, pensaba que los japoneses usaban máscaras para no contagiarse de las enfermedades ajenas. ¡Error! Lo hacen para ellos no contagiar a otros. Además —muy importante—, no existe el concepto de “timar al turista” y el robo es equivalente a perder el honor.
02 | CIUDAD DE CONTRASTES
Si ir a Seúl es como llegar al 2035, Tokio es como llegar al 2060, aunque quizás la ciudad japonesa no sea tan moderna como la coreana. A diferencia del país vecino (que creció muy rápido luego de la guerra), Japón pareciera no estar interesado en destacar como un país mega moderno, sino en mostrar cuán integrada está la tecnología sin arriesgar una gota de su milenaria historia.
Entre letreros de neón y bulliciosos karaokes contrastan palacios milenarios y templos sintoístas, sin perder armonía alguna. En las calles se pasean mujeres vestidas con kimonos y jugadores de Sumo con sus trajes tradicionales, mientras las Lolitas y fanáticos de los videojuegos parecen sacados de un animé.
03 | SABORES ÚNICOS
Para mí la japonesa es la mejor gastronomía del mundo. Ya sea en un restorán exclusivo o en un simple konbini —tiendas de conveniencia donde se puede comer muy rico por tan solo 100 o 200 yenes—, la comida es rica, refinada y variada. El sushi es tan solo otro plato. Y a quienes no les gusta el pescado crudo, les puedo decir que sí hay más opciones como pulpo en masa frita, postres de té verde, carne yakitori, entre muchos otros.
Además, los japoneses se aseguran que no te mueras de hambre nunca. En prácticamente cualquier parte puedes encontrar máquinas expendedoras de bebidas, té, bocadillos, entre otros, totalmente asequibles al bolsillo viajero.
04 | TRANSPORTE PÚBLICO
Tokio es enorme y forma parte del área metropolitana más poblada del mundo. Sin embargo, la ciudad posee un sistema de transporte organizado y práctico, pero algo complejo.
El metro pude ser un poco complicado al comienzo porque hay dos redes distintas operadas por dos compañías independientes: Tokyo Metro y Toei. A eso debemos sumarle —y no confundir con— el servicio de trenes JR. Yo me moví usando la aplicación Tokyo Subway Navigation, disponible para iTunes y Android.
Es puntual, rápido, con multitud de combinaciones e información en inglés. Los trenes funcionan de maravilla, así como los rapidísimos shinkansen y los autobuses. Está ampliamente extendido el uso de tarjetas sin contacto para acceder al transporte público, que también sirven para pagar en máquina expendedoras o en las konbini. En Tokio hay dos tarjetas disponibles: la Pasmo y la Suica que actualmente son compatibles y se pueden adquirir, recargar y utilizar en los mismos lugares: estaciones de metro, tren y en algunas tiendas.
05 | LIMPIEZA
Este aspecto no pasa desapercibido ante quienes visitamos Japón. Es imposible. Hay edificios muy antiguos, aceras maltratadas por el sol y la lluvia, vagones de metro que usan miles de personas cada día, pero en ninguno hay restos de comida, chicles en el suelo o papeles. Al entrar a una casa —y algunos negocios— hay que sacarse los zapatos. Y créeme que podrías comer en el suelo de estos lugares.
Incluso en el hostal donde me quedé había que sacarse los zapatos y dejarlos en una habitación especial. ¿El problema? Que los pies viajeros no huelen como los pies japoneses. El olor de esa pieza era más peligroso que ir a Corea del Norte.
06 | CULTURA “TIERNA” O SÍNDROME DE NIÑO ETERNO
No sé si los japoneses tienen un síndrome de niño eterno o qué, pero donde uno vaya se encuentra con imágenes que parecen sacadas de un animé. Por ejemplo, en un callejón del barrio de Shinjuku hay un Godzilla tamaño natural (el de la foto superior).
En el metro pude observar un afiche donde, a través de un dibujo, se explicaba qué hacer en caso de que alguien caiga a las vías del tren (en la foto inferior).
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Además de eso, hay muchos cafés de gatos, idea originada en Taiwán y que fue adoptada por los nipones, amantes de Hello Kitty y de Maneki-neko, el gato de la suerte. También existe los maid café, donde hay chicas japonesas vestidas como sirvientas francesas. Si bien se podría pensar que esto tiene una intención fetichista —que es lo más probable—, las japonesas que atienden estos locales se comportan de manera tierna, expresándose como niñas pequeñas, lo que puede ser algo perturbador.
Éstas son solo 6 de mis razones para amar a Tokio. Sin duda, que hay muchas más para volver, una y otra vez, a la capital de Japón. Puedes dejar tu aporte en los comentarios 🙂
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