¿Cómo vivir viajando?
Este es mi truco para viajar más. Y si no te interesa tener una vida de viajes full time, te garantizo que este consejo te va a hacer reflexionar.
¿Quieres tener una vida de viajes? ¿Tener libertad para viajar por el mundo, cuando quieras y donde quieras? O, quizás, no quieras viajar tiempo completo, pero sí viajar más.
Fue ya hace unos 10 años en que me di cuenta que nada me hacía más feliz que viajar. Entonces, decidí cambiar mi estilo de vida.
Prácticamente todos los días alguien me pregunta cómo he logrado viajar tanto… y no ando con misterios.
Lamento desilusionarte: en mis redes sociales nunca me verás posando junto a un Ferrari rojo ni diciéndote que “dejé un súper exitoso trabajo gerencial en una súper compañía multinacional para seguir mis sueños y tener un blog”.
Porque lo mío no va por inventar una vida que no tengo —y que no anhelo—. De hecho, ¿sabías que esos autos deportivos con los que posa la gente que presume de exitosa tipo InCruises son, en realidad, autos arrendados?
¿O que esas frases ultra repetidas tipo “dejé mi exitosa carrera de gerente con sueldo de 6 cifras” son más falsas que billete de 3 dólares?
Pero ya sabes… Es más fácil engañar a alguien que demostrarle que ha sido engañado.
Ya te conté antes mi camino de cómo logré trabajar 3 días a la semana y viajar full time, pero este truco que te voy a contar ahora es fundamental para que entiendas cómo logré tener esta vida viajera que tanto deseaba.
Antes de La Vida Nómade
Para los que no saben, mi primera profesión es de diseñadora de vestuario. Y como la mayoría de las personas dedicadas al mundo fashion, tenía mucha ropa.
Ropa nueva, usada, vintage, ropa hecha por mí, ropa transformada, ropa cara, ropa barata. De todo. Tenía dos armarios y varios baúles llenos de ropa y accesorios. Amo la ropa y aún más diseñarla. Pero tener todo eso no me llenaba.
Me compraba un abrigo precioso que me alegraba al usarlo, pero ¿felicidad? No, eso no es felicidad.
Hasta que me curé de una enfermedad que me alejaba de cumplir mis metas. ¿Adivinas cuál es?
Adiós al consumismo
Esa enfermedad se llama CONSUMISMO, esa adicción a la felicidad superficial y pasajera. Cuando descubrí que viajar por el mundo era mi meta, me empecé a curar de esta enfermedad.⠀
No nos confundamos: que haya dejado el consumismo no significa que vista con una túnica y viva en una carpa. Sigue leyendo y todo te hará sentido.
Hace un tiempo, estaba en un centro comercial con un amigo. Cada vez que tomaba algo o decía que quería comprar tal cosa, le preguntaba “¿Estás seguro? ¿Para qué lo necesitas”.
En todos los casos me respondió un “Mmm, oh sabes… en realidad NO”. Terminó comprando sólo un artículo que realmente necesitaba. “Gracias por cuidar mi bolsillo”, me dijo después.
Yo no soy nadie para decirte qué hacer con tu bolsillo y sólo me involucro cuando se trata de personas muy cercanas a mí.
Pero he vivido esta situación muchísimas veces, con amigos, familiares y conmigo misma, antes de decidirme por esta vida de viajes.
Las compras son emocionales
Nos gusta pensar que somos muy cautos al comprar al comparar costos y beneficios, pero la verdad es que la mayoría de las decisiones de compra que realizamos están manejadas por nuestras emociones y estados de ánimo. Es por eso que el marketing se dirige a tus emociones, no a tu lado más racional.
A pesar de ser una persona bastante emocional, mi contenido busca que tomes la decisión que mejor sea para ti, pero también para tu bolsillo, de lo contrario sentiría que te estoy engañando.
Pero dejar el consumo excesivo no significa ser avaro ni “manito de guagua” como decimos en Chile. Significa que piensas dos veces antes de sacar la tarjeta de crédito.
Esos lentes de diseñador te hacen sentir especial, ese labial rojo MAC te hace sentir sexy. Y está bien. El verdadero problema es cuando la tarjeta está llena y empiezas a juntar cosas que no usas.
Eso es el consumismo: tendencia al consumo excesivo e innecesario de bienes y productos.
¿Darse gustos? Por supuesto, de vez en cuando. Pero si tu tarjeta de crédito está copada y tu “felicidad” depende del consumo… algo no está bien. Y comprar cosas que NO necesitas sólo porque están en rebaja, ¡también es consumismo!⠀
Además, el otro problema es cuando compras cosas para impresionar a los demás. Para que te envidien, para alardear, para que te admiren. Y eso obedece a la inseguridad.
Si estás feliz contigo mismo, no necesitas nada de eso. Necesitamos cariño, amigos que nos quieran por quienes somos, no por lo que tenemos.
Vivo de vacaciones
Lo digo irónicamente, porque esto no es así. Pero si alguien ve mi Instagram y no me conoce, bien podría pensar eso. Pero no. El 2019 viajé 6 meses, de los cuales 4 los pasé en Europa. Y en esos 4 meses gasté mucho menos de lo que habría gastado viviendo en Santiago de Chile, incluso pagando alojamiento, comida, tours.
Me quedé con amigos, familiares, en hoteles, en hostales, en AirBnB, haciendo un voluntariado. Fui a todos los tours que quise, cené en restaurantes, etc. Me di todos los gustos que te puedas imaginar. Y solamente compré un pañuelo en Portugal y muchos imanes como recuerdo.
Creo que el hecho de viajar con maleta de mano me ha servido para vivir con lo indispensable.
Entonces, en conclusión, no vivo de vacaciones. El truco es no gastar más de lo que gano. Si quiero algo, lo pienso un poco. Trato de evitar esas compras innecesarias que sólo obedecen a un impulso emocional.
¿Y en qué invierto mi dinero? En viajes, obviamente, en ahorros para comprarme un departamento—compra que gracias al COVID tuve que postergar—, en tecnología que necesito para trabajar, en cursos para aprender y para seguir generando dinero por Internet; pero también invierto en momentos y en cosas que sí me hacen feliz, pero de forma consistente en el tiempo, como los libros.
(Y también gasto en paltas, porque pucha que son caras y ricas las paltas).
Conclusión
¿Acaso viajar hace la felicidad? No para todos. No tiene porqué serlo. En mi caso sí, porque viajar le dio sentido a mi vida, me incentivó a estudiar una carrera, y a genuinamente ayudar a los demás a viajar más, a través de este blog que se convirtió en mi trabajo. Además, dejé de comprar cosas que no necesito.
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Ahora mido las cosas en aviones… uhh esos zapatos de taco gigante que sólo usaré dos veces cuestan 80 dólares… mmm, pero 80 dólares cuesta un pasaje de Barcelona a Cracovia, ¡paso! Prometo que funciona 😅⠀
👉 Cada vez que sientas ese impulso por comprar, recuerda este post. Compártelo con un amigo al que le sirva.
Ahora que sabes el “truco” para lograr una vida de viaje, te dejo una pregunta para reflexionar:
Si tuvieras que elegir, ¿prefieres ser infeliz y tener un Mercedes Benz o ser feliz con un Toyota?
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