Una mañana perfecta: rafting en la Región del Maule
La tercera semana de marzo fui invitada a participar de un viaje de prensa organizado por SERNATUR Maule con motivo de la celebración de la Fiesta de la Vendimia de Curicó. Para mi gran sorpresa, este viaje incluyó un rafting en Los Queñes y un descenso por las aguas del río Teno. Estaba sumamente emocionada: era mi primera vez.
El segundo día en el Maule nos levantamos muy temprano para dirigirnos a Los Queñes, ubicado en la localidad de Romeral, a 46 kilómetros de Curicó. Ahí nos esperaba Todd Ericson, americano adoptado por Chile en 1994.
Los Queñes significa “Los Gemelos” en mapudungún, nombre dado por los ríos Teno y Claro que confluyen en el sector.
Nacido en Idaho, Ericson comenzó a viajar al fin del mundo muy joven, como parte de un grupo de americanos que realizaba descensos en ríos del sur de Chile. Hasta que un día decidió quedarse y emprender con Chilean Adventures, empresa de turismo aventura que inició sus actividades en 2003 y que hoy lleva el sello de calidad de SERNATUR.
Un grupo de expertos en rafting nos preparó para el que sería el primer descenso en río de la mayoría de los periodistas y blogueros presentes. Traje y botas de neopreno, casco, cortavientos y salvavidas puestos, algunas instrucciones y ya estábamos listos para la aventura.
Teníamos otro compromiso por cumplir por lo que hicimos un descenso express de una hora, cubriendo 4 kilómetros. El rafting completo cubre 12 kms y toma medio día. La crecida del río tiene su peak en octubre y noviembre gracias a los deshielos cordilleranos.
En noviembre se realiza el River Fest, evento que incluye música en vivo y competencias de kayak y rafting, entre otras actividades.
Chilean Adventures cuenta, además, con cinco cabañas completamente equipadas con espectaculares vistas a los ríos Claro y Teno, y ofrece actividades como un trekking de tres horas a la montaña o un ascenso de seis días de duración al volcán Descabezado.
El descenso en el río Teno
Como dije antes, era mi primera vez haciendo rafting. Cuando estaba arriba del bote, sentí que quería hacerlo todos los días. Considerando que soy una persona con vértigo —detesto las montañas rusas—, me sentí sumamente cómoda y segura todo el tiempo.
Prácticamente, no hay peligros. Estábamos protegidos en todo momento por uno de los guías —prevencionista de riesgos— que se movía como anguila en un diminuto kayak y hasta se daba el tiempo para bromear y hacer giros de 360 grados en el agua. Benjamín, nuestro guía en el bote, también estaba muy atento, aunque no escatimaba en hacernos reír, mientras nos daba instrucciones: (remar) dos adelante, dos atrás, al piso (en caso de emergencia).
Sentimos adrenalina al pasar por rápidos como el Cóndor, La Leona y Milkshake, pero como el río Teno tiene poca agua en marzo, chocamos con algunas rocas.
La mejor parte del descenso fue cuando mi grupo quedó atascado sobre una gran piedra, elevándonos en el aire. Benjamín nos indicó cargarnos hacia el lado derecho del bote pero, justo antes de hacerlo, se empezó a llenar del lado izquierdo, donde iba yo y otra chica. Cuando el agua nos llegaba a la cintura, pudimos reincorporarnos y sumarnos al lado derecho. Las posibilidades de darnos vuelta eran grandes, pero logramos hacer equilibrio y seguimos río abajo. No era algo peligroso, pero fue muy divertido, aunque algunos tenían un poco más de miedo que otros (ver video de abajo).
Luego de poco más de una hora, llegamos a nuestro destino final, justo en la confluencia de los ríos Teno y Claro, donde están ubicadas las cabañas. Nadie quería bajarse del bote y seguimos hablando de la aventura todo el resto del viaje.
Estoy segura que mi mañana perfecta haciendo rafting en la región del Maule puede ser tu día perfecto haciendo el descenso completo de 12 kilómetros. Volveré, es una promesa.
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